El original CUENTOS CHINOS,
apareció una mañana en el buzón de la editorial. Venía en sobre cerrado y a
modo de rótulo se podía leer: “¡Que se joda Monterroso!”. Es este un libro de
cuentos brevísimos, irregulares, caóticos, sobre relaciones de pareja, en los
que “Ni falta ni sobra palabra alguna, la narración está medida al milímetro”
(L. E. Aute). De la autora, Alejandra Díaz-Ortiz, hemos investigado que perdió
la inocencia con Arturo Ripstein, que Luis Eduardo Aute la confundía con
Anjelica Huston, que Joaquín Sabina le regaló una canción, que Jaime López le
escribió un disco completo, que su primer beso se lo dio el ex-gobernador de la
Ciudad de México, que conoció a Pavarotti en su camerino, que fue lavandera
profesional y vendedora de calendarios de puerta en puerta. Y que se casó con
un poeta. La última vez que la vieron se dice que regentaba un bar en un
pequeño pueblo de la sierra segoviana, a la sombra de la Mujer Muerta.
Dos años después, la autora
decide meterse a los fogones para proponernos su particular punto de vista sobre la cocina y el amor,
ingredientes fundamentales “para la cosa de la pasión”. Con PIZCA DE SAL, la
autora se mete, literalmente, hasta la cocina de la pareja. Mezcla aceite,
vinagre y sal con besos, caricias y pieles. Va horneando a sus personajes, los
enfría, los bate. Los endulza y los vuelve a agriar. Pero siempre, siempre, con
ese punto irónico, lleno de humor y, aunque parezca lo contrario, cargado de
optimismo.
Con muchas ganas de llegar... Gracias por la invitación.
ResponderEliminarHe compartido vuestro enlace:
http://alejandradiazortiz.wordpress.com/2013/04/17/granada/